“En un pequeño rincón de l’Empordà, protegida de los vientos y enclavada entre montañas, descansa la cala de Tamariu: una pequeña rada de aguas cristalinas; bosques de pinos que bajan hasta el mar; y una amalgama de azules imposibles de imaginar.
Fue allí donde nació Ángel de la Guarda (el que nos cuida) … sentada en una mesa del “Es Dofí,” un pequeño y entrañable restaurante en el que he compartido tantas veces chipirones, charlas y copas de vino con amigos”.
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